¿Cómo orar en los tiempos de angustias?

Escrito por el 25/03/2021

Como cristianos debemos entender que Jesucristo no es un domo o una esfera protectora que nos libra de los males de este mundo, nosotros estamos en este mundo y, aunque no seamos parte del mundo las cosas malas que en ella habitan nos perjudican, Jesús nunca dejo dicho que sus seguidores serian inmunes al mal, es más dejo declaraciones como: “…En el mundo tendréis aflicción…” (Juan 6:33) Por otro lado nos dice a los justificados en Cristo que: “Muchas son las aflicciones del justo,…” (Salmos 34:19).

Por los tiempos oscuro que estamos viviendo, una de esas aflicciones que está afectando a las personas de manera global son las angustias, la OMS detectó un incremento de la angustia de un 35% en China, un 60% en Irán o un 40% en Estados Unidos, tres de los países más afectados por la pandemia(https://www.lavanguardia.com/vida/juniorreport/20200602/481435303101/como-afecta-coronavirus-salud-mental.html).  Dentro del entorno cristiano la organización Puertas Abiertas en su artículo “El Covid-19 vuelve a traer angustia a las vidas de los cristianos perseguidos de Etiopía.” muestra como la pandemia ha traído angustias a las comunidades cristianas perseguidas en áfrica. (https://www.puertasabiertas.org/actualidad/noticias/el-covid-19-vuelve-a-traer-angustia-a-las-vidas-de-los-cristianos-perseguidos-de-etiopia)

La angustia es llegar a creer que todo está perdido, de ver que no hay esperanzas por ningún lado, de pensar que la guerra la hemos perdido de manera tan devastadora que será imposible levantarnos, un sentir que muchas nos hace dudar de Dios y nos aleja de Él hasta el punto de llegar a decir “Dios me abandonó”

David un hombre conforme al corazón de Dios llego a sentir angustias y llego hasta ese punto de desesperación de pensar que Dios, el Dios de su salvación lo había olvidado y lo plasmo en una de sus oraciones de la siguiente manera: “Dios, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las Palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mi reposo»(Salmos. 22:1-2) La angustia de David lo llevo a pensar que estaba desprotegido, solo y sin respuesta alguna de aquel Ser que sería el único que lo libraría de ese sufrimiento que vivía. Sé que más de uno está o ha llegado a ese punto de desolación donde creemos que Dios ha apartado su oído de nuestra oración, que Dios nos ha desechado, que no le importamos pues le suplicamos de día y de noche y sentimos que nuestras oraciones son inservibles y vanas Pues no vemos respuesta alguna a nuestro clamor. David se sentía así tal cual como lo acabo de describir, pero él nos enseña que cuando sintamos que Dios no nos escucha es cuando más debemos alabarlo y ensalzar su nombre. “Pero tú eres santo, tu eres rey, ¡Tú eres la alabanza de Israel!” (Salmos. 22:3)

Nuestra oración en medio de las angustias no solo se debe basar en preguntarle a Dios ¿Por qué no nos responde? ¿Por qué nos deja solo? O ¿Por qué permites que este sufrimiento haga padecer mi alma?. ¿Es válido preguntarle estas cosas a Dios? Claro que sí, pero esas preguntas no deben ser la esencia de nuestra oración, para David no lo fue, pues de los 31 versículos que trae este salmo (Salmos 22) solo 2 versículos fueron para preguntarle a Dios el porqué de lo que estaba pasando, de ahí en adelante David solo se dedicó a exaltar, glorificar y a tener fe en que, el Dios de su salvación lo libraría de su angustia.

“En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste.”(Salmos 22:4) Nuestra oración en media de la angustia no solo debe tener fe, alabanzas y glorificación para Dios, sino también debe tener paciencia, debemos decirle a Dios  “Padre yo te voy a esperar pacientemente pues sé que así como libraste a Daniel del foso de los leones (Daniel 6) a Israel del yugo de Egipto (Éxodo 14), a Sadrac, Mesac y Abed-nego del fuego infernal (Daniel 3:16-30) sé que me libraras a mí también” Dios no decepcionó a aquellos que oraban y esperaban en Él, cuando clamaron, Jehová respondió en medio de sus angustias.

Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. (Salmos 22:4) Nuestra oración en medio de la angustia debe tener confianza, de nada te vale tener paciencia si no confías en que Dios te librará, de nada te vale a ti esperar en Dios si esperaras de una manera desesperada e insegura. David nos da dos salmos que podemos agregar a nuestra oración en los tiempos de angustia y estos salmos nos van a brindar fortaleza cuando la ansiedad se apodere de nosotros, el primero… “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.” (Salmos 5:3) y el segundo “En el día que temo, Yo en ti confío.” (Salmos 56:3) Paciencia y confianza debes tener, para las angustias poder vencer. La angustia nos lleva muchas veces a dudar de varios atributos que están impregnados en Dios, David estaba angustiado, las burlas y tormentos de sus enemigos lo llevo a dudar de la fidelidad y de la omnipresencia de Dios. Como cristianos el desespero no nos debe llevar a desconfiar de Dios, sino más bien a aferrarnos más al Señor porque sabemos que Dios es el único que nos puede librar de nuestro sufrimiento, y no hay medicina más efectiva que cure la angustia que la Palabra de Dios. Ustedes se imaginan estar angustiados, sin esperanzas, con un estrés enorme que carcome nuestros cabezas y tomar nuestra Biblia y leer por ejemplo que el Todopoderoso y creador del universo nos dice lo siguiente…“Aunque pases por grandes angustias, te daré vida; contra el furor de tus enemigos te extenderé mi mano: ¡con mi mano derecha te pondrá a salvo! Cumpliré en ti mi propósito. Mi gran amor, por ti, perdurar para siempre; Tú eres parte de mi pueblo, eres oveja de mi prado, eres mi creación y te voy a cuidar, estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré. Mi presencia ira contigo siempre y te haré descansar” (Salmos 138:7-8; Salmos 100:3; Josué 1:5; Éxodo 33:14)

Cuanto más conocemos de Dios y de su Palabra, sin duda alguna las circunstancias angustiosas que aquejan nuestra vida serán llevadas de mejor manera y no porque aprendamos a sobrellevarlas por nosotros mismo, sino más bien porque hemos aprendido que Jesucristo nos ayuda a llevarlas.

“Descarguen en él todas sus angustias, porque

Él tiene cuidado de ustedes.”

(1 Pedro 5:7 RVC)

Escrito por:

Andrés Tordecilla Petro (Colombia)

https://www.instagram.com/cristianos_reales/

 


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