Oremos por la República de Cuba

Escrito por el 29/07/2021

Carta abierta de un pastor cubano:

Tengo profundo dolor y pesar en mi corazón al ver lo que está pasando en nuestra patria, a pesar de ser de los que creo firmemente que los cristianos debemos luchar y morir, si es necesario, por el evangelio de Jesucristo y solo por el evangelio de Jesucristo.

La razón es bíblica y sencilla: ninguna filosofía ni gobierno terrenal solucionará el problema del hombre, ni el hambre, ni la desigualdad, ni la injusticia, ni el racismo, ni ningún otro problema al que nos enfrentamos en este mundo; solo el evangelio de Jesucristo puede realmente hacer todo esto y, aún así, tendremos que esperar a llegar al otro lado de la eternidad para poder ver estas cosas en su estado perfecto. Pues aún los seguidores de Cristo en esta parte de la eternidad somos en cierta medida, inconsciente y conscientemente, parte del problema por el pecado que habita en nuestro cuerpo mortal.

No considero ningún sistema político en este mundo como ideal. Todos tienen sus fortalezas y debilidades. Y hace muchos años que decidí solo luchar por el evangelio: dar todas mis energías, mi vida, renunciar a oportunidades de “mejor vida”, por el servicio del evangelio. Lo he hecho de una manera muy imperfecta, pero intentando agradar a Dios y darle esperanza eterna al pueblo que me vio nacer. Por eso dedico mis fuerzas y energías a proclamar el único evangelio verdadero.

A pesar de todo esto, y ante lo que está ocurriendo en Cuba desde el pasado domingo 11 de julio, no puedo callar. Como cristianos cubanos, necesitamos procesar, entender y actuar debidamente. Estamos llamados a obedecer a las autoridades (Ro 13:1-6), a honrarlas (1 P 2:17), a amar a nuestros enemigos (Lc 6:35) a bendecir a los que nos persiguen (Ro 12:14). Como cristiano y cubano, lo he hecho por 30 años (tiempo que llevo de cristiano). Lo he enseñado en las iglesias que Dios me ha permitido pastorear y es algo que necesitamos seguir haciendo. Pero también, como cristianos, debemos buscar la paz del lugar donde estemos (1 P 3:11), cuidar del necesitado y promover la justicia divina.

Cuba ha sufrido mucho y por mucho tiempo. Las causas han sido diversas y complejas. No las podemos simplificar, ni reducir al gobierno ni al bloqueo. Muchas cosas han conspirado para que Cuba esté hoy cómo está. Soy de los que vivió en carne propia el “período especial”, y persecución religiosa en más de una ocasión. He vivido siempre sin poder expresarme públicamente con tal de poder seguir haciendo la obra del evangelio en Cuba. El sacrificio ha valido la pena. No me arrepiento, y lo volvería a hacer. 

Pero ante estas circunstancias, necesito expresarme. No puedo callar. Simplemente descanso en la misericordia y protección de Dios.

Como cristianos, debemos enfocarnos en seguir predicando el evangelio de Jesucristo a nuestro pueblo. Cuba lo necesita, ahora más que nunca, porque solo al que el Hijo hace libre es verdaderamente libre (Jn 8:36). Pero también, como cristiano y ciudadano cubano, hay cosas que rechazo:

  1. La consigna que dice que “La calle es de los revolucionarios”, porque las calles de cualquier país son de todos sus ciudadanos. Debería ser “La calle es de todos los cubanos”, independientemente de su ideología, raza, género, etc. Es absolutamente de todos los cubanos. Consignas como estas son discriminatorias y llevan a la violencia, la división y el orgullo.
  2. El llamado a enfrentar a cubanos contra cubanos, pues es un llamado a la intolerancia, la violencia, la división, el sufrimiento, la miseria. Es un llamado a la muerte.
  3. Todo tipo de represión violenta contra manifestaciones pacíficas. Y todo tipo de violencia. A todos se nos debe garantizar el derecho a ser oídos, a dialogar, expresar nuestros criterios sin temor a ser golpeados, ni reprimidos y sin golpear ni reprimir.

Exhorto a todos los cristianos orar constantemente en este tiempo:

  1. Por el pueblo de Cuba, por su seguridad e integridad física. Porque su clamor sea oído por las autoridades y que un diálogo constructivo pueda ser llevado a cabo.
  2. Por las autoridades cubanas, que cesen el llamado a la violencia y cese la represión a manifestaciones pacíficas.
  3. Por los cristianos y la iglesia en este tiempo, que puedan ser la sal y luz de Cuba.
  4. Para que Dios en su misericordia provea paz y reposo para el pueblo cubano.
  5. Para que cada cristiano sea un pacificador en medio de todo lo que está pasando.

Hermanos, oremos por Cuba. No cesemos, no descansemos, no claudiquemos. Despojémonos de todos nuestros prejuicios y oremos para que Dios tenga misericordia del pueblo de Cuba y que, en esta parte de la eternidad, aunque sabemos que con imperfecciones, podamos disfrutar de un poco de paz y armonía. Yo lo necesito. Cuba lo necesita.

Escrito por:

Pastor Alexis Pérez (Clic Aquí)

Articulo de Coalición por el Evangelio (ver original aquí) 

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