¿Cómo Ser Próspero?

Escrito por el 21/07/2021

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. (Salmos 1:3).

La Palabra en hebreo Tsalákj es la que se usa en este salmo para “prosperar”, y está relacionada con Palabras como éxito, triunfos, bendiciones y buen vivir (Deuteronomio 28:29; Génesis 39:2; 1 Reyes 22:12). Sería un hipócrita si les diría que a mí no me gustaría llegar a Tsalákj, sería un mentiroso si les diría que no quiero ser próspero, porque la verdad si quiero serlo, ahora ¿Cómo hago yo, para llegar a esa prosperidad de la cual habla David en su salmo?

Para llegar a esa prosperidad Bíblica necesitamos solos dos pasos:

1. Andar con Rectitud: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;” (Salmos 1:1) Todo lo bueno le pasa, al hombre que no tiene malas amistades, que no escucha malos consejos y sobre todo que su camino es recto en todos los sentidos (Salmos 37). “…«Las malas compañías corrompen las buenas costumbres»” (1 Corintios 15:33NVI).

Nosotros en determinado tiempo de nuestra vida cristiana podemos andar con rectitud, pero todo eso puede cambiar cuando en dejamos entrar personas que no son de bendición para nuestra alma y Espíritu. Si tú te juntas con personas que no gustan de Dios, que se burlan de Cristo y que sus caminos son perversos, por mucho que tú no seas como ellos, tarde o temprano ellos van a influir en ti y prosperidad por parte de Dios no vas a tener (Proverbios 13:20), y digo por parte de Dios porque tal vez puedas tener la prosperidad del mundo, pero la de Dios NO!, es por eso que Él nos aconseja “No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos.” (Prov. 4:14) Si queremos la prosperidad de Dios debemos rodearnos de personas que vayan por nuestra misma vereda, que nos ayuden en nuestro caminar con Dios, que nos acerquen a cumplir nuestro propósito en Cristo, con personas así es que podemos ser prósperos verdaderamente. El Segundo paso es…

2. Meditar en la Palabra de Dios: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche” (Salmos 1:2)

Meditar la Palabra de Dios va mucho más allá de simplemente leerla o estudiarla, meditar en la Palabra de Dios es tomar una porción de la Biblia y ver como la voy a aplicar en mi vida, por ejemplo este versículo (Salmos 1:2) me dice que debo encontrar la exquisitez en la Palabra de Dios y que debo cavilar en ella todo el día, entonces meditar la Palabra de Dios nos va a llevar a buscar formas de como lo que he leído lo pongo en práctica.

El meditar Bíblico siempre nos va a llevar al actuar, y les pongo un ejemplo… Josué, Dios le dice: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.” (Josué 1:8NVI) Si ven ¿Cómo el meditar en la Palabra de Dios nos lleva a alcanzar prosperidad y éxito en todo? Pero donde vamos a marcar la diferencia siempre va a estar en que no solo vamos a meditar, sino que también vamos a actuar conforme a lo que meditemos. Josué fue próspero y exitoso en todo lo que hizo porque primero meditó y luego actuó conforme a la Palabra de Dios, en la toma de Jericó Dios le da las instrucciones de cómo actuar a Josué y Josué actuó, resultado… “Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.” (Josué 6:20)

Para que Josué fuera exitoso y próspero en todo lo que hizo primero se juntó con personas que lo ayudaron a cumplir sus propósitos en Dios, como Rahab la ramera, luego medito y actuó, ahí radica el éxito de Josué y de cómo llego a ser prospero.

Jeremías le agrega un fragmento a este salmo (1:3) que me gusta mucho y con esto cierro. “…y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” (Jeremías 17:8).

Creo firmemente que si uno actúa terrenalmente bien, si uno trabaja honradamente con el sudor de nuestra frente, si nos preocupamos por tener nuestras cosas y si nos esforzamos por vivir bien en este mundo, Dios en su gracia y misericordia nos permite obtener los recursos económicos para llevar una vida prospera aquí en la tierra, pero en sí yo no veo eso como una prosperidad Bíblica, para mí la prosperidad Bíblica es aquella que fortalece tu comunión y relación con Dios, es esa que te lleva a ser más como Cristo. Jeremías dice que aun cuando estés en sequía no dejarás de dar frutos, eso es a lo que me refiero, que aun cuando terrenalmente por ejemplo no seas próspero, no tengas trabajo, tu economía este por el piso y si aun así, tu comunión y relación con Dios no se afecta sino que más bien aumenta, que se fortalece más, déjame decirte hermano mío que entonces has alcanzado y entendido la verdadera prosperidad, esa que no se mide por éxitos terrenales ni por adquisiciones de este mundo sino aquella que se ve reflejada en tu relación con Jesucristo.

Escrito por:

Andrés Tordecilla Petro, puedes seguirle en su cuenta de Instagram 


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